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Meteoro representa el debut de los Hermanos Wachowski en el cine infantil. Con su nuevo trabajo brindaron una propuesta familiar que va a ser principalmente disfrutada por chicos de entre 5 y 12 años, quienes seguramente va a salir fascinados del cine. Muy especialmente si son adictos del Playstation.
Esta adaptación del clásico dibujo animado de los años ´60 creado por Tatsuo Yoshida resultó completamente decepcionante.
Me gustaría destacar primero los aspectos positivos de la película que por suerte no son pocos.
Los directores lograron trasladar el espíritu del dibujo en el film. Eso no se puede negar. Aparecen todos los personajes clásicos que fueron excelentemente representados por los actores. El reparto es buenísimo y el chico que interpreta a Chispita, el pequeño hermano de Meteororo, Paulie Litt, tiene momentos muy graciosos en la historia.
La caracterización de los personajes es brillante y cada actor parece la encarnación humana del dibujo animado que representa. En ese campo el laburo fue bárbaro.
También es para destacar todo el trabajo que se hizo desde el diseño de producción y ese increíble mundo retro futurista (que por momentos hace recordar al universo de los Supersonicos) que los realizadores crearon para ambientar las historia.
El gran problema de Meteoro son las secuencias de acción que en mi opinión resultaron horrendas. Sencillamente los Wachowski se pasaron de rosca con la animación computada y gran parte de la película es un video juego de Playstation. Puro cotillón. Falta emoción, suspenso y por sobre todas las cosas una buena persecución!
Quiero aclararlo bien. Me encanta que el Match 5 haga mil piruetas en el aire, vuele, escale una montaña, eso es Meteoro y es también lo que deseaba ver.
El problema es que esos momentos son totalmente artificiales y ahí es donde se perdió la magia.
El año pasado Michael Bay hizo un laburo brillante con los Transformers que en la película se veían reales. El momento en que se presentaba Optimus Prime era maravilloso, porque uno era testigo como ese personaje que muchos conocíamos de la infancia de repente había cobrado vida. El robot no parecía un dibujo animado.
Lo mismo ocurrió la semana pasada con Iron Man. Dos veces la vi y en las dos ocasiones me asombré con los efectos especiales. Cuando Robert Downey Jr vuela por el aire, es totalmente creíble. En ese instante que estuve en el cine, Iron Man era real.
De Meteoro no puedo decir lo mismo. No hay una sóla escena de esta película donde haya podido creer que el protagonista era un conductor intrépido que enfrentaba peligros. Las carreras son totalmente artificiales y el Match 5, la verdad que es un cochecito de Hot Wheels que se mueve por la animación computada. La opulencia visual en este film es tan grande y exagerada que todo lo que se ve resulta falso.
Por otra parte los efectos tampoco son tan revolucionarios como intenta vender el productor Joel Silver en las entrevistas. Lo que los Wachowski hicieron con Meteoro no es tan distinto a lo que Robert Rodríguez hizo con las últimas películas de Spy Kids. La diferencia es que él se manejó con un presupuesto muchísimo más limitado.
El film se alarga demasiado hacia el final para la clase de historia que cuentan, pero no es tan grave. Lo peor es que la película resultó un video game para la pantalla grande. Los chicos probablemente queden encantados y está perfecto que sea así. Es más, creo que el film es una buena propuesta para compartir en familia, sólo que a mí no me convenció.
Los Wachowski necesitan volver a trabajar en una película de bajo presupuesto, como su opera prima Sin Límites, sin efectos visuales, porque las computadoras les quemaron la cabeza.