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Este año viene cargadito con el género “comedias románticas con gente que quiere casarse o se casó”. Tuvimos 27 bodas en el verano y hace pocas semanas Locura de amor en Las vegas.
No apuntan a ser obras maestras, si no simples entretenimientos pasatistas. Y me atrevo a decir que si existiera un premio a la mejor comedia tonta 2008, y digo con todo respeto esto, Quiero robarme a la novia le gana a las otras dos, porque es la que mejor hecha me pareció. Es el producto más digno.
Es de cierta manera una modificación a La boda de mi mejor amigo, con la inversión de los roles. En este caso todo nace desde el muchacho de la historia, y la boda que se quiere suspender es la de ella.
El papel de el, también se podría parecer al de Hug Grant en Un gran chico, ya que es un millonario que no tiene que trabajar por algo que sucedió en el pasado, lo que en este caso da pié a un gran chivo cinematográfico.
Michelle Monaghan es uno de los rostros más armoniosos y dulces que trae Hollywood desde Liy Tyler, y aporta mucha simpatía a su personaje.
Patrick Dempsey desde este renacimiento poco habitual para los sex symbol adolescentes ochentosos, da la sensación de que nunca se fue y que siempre estuvo trabajando. Muy sólido en lo suyo y seguramente es un imán para que las chicas se decidan a ver la película.
Tiene buenos momentos graciosos y particularmente me gustó la historia de amistad entre el hombre y la mujer que cuentan. Es creíble y tiene bases sólidas.
Después tiene todo lo habitual de esta clase de historias: personajes pintorescos, buena música, buenas locaciones, y se le suman… perritos lindos.
Quiero robarme a la novia, pese a su título espantoso, es una buena comedia y es una peli ideal para la salida de chicas de los sábados a la tardecita, sin novios preferentemente, porque “no da”… Ellos dirían que es una película pelotuda... tontos!!! insensibles!!
Simplemente hace pasar un rato agradable y es un buen exponente del género ya mencionado. Nada más que eso. Cumple.