Es el complejo con dos salas digitales en un pueblo con menos de 20.000 habitantes
Sin dudas que da placer y sana envidia conocer proyectos como el de Paulo y mucho más donde la buena calidad de servicio se suma a un valor racional. Pero no hay que perder de vista que todo lo que cuenta es posible, además del esfuerzo de ésa familia, gracias a que, como bien aclara Paulo, no viven del cine. Ello no quita lo importante y agradable del proyecto. Si muchos pensaran y aceptaran que mejor calidad y menor costo acerca gente tendríamos un mayor consumo, todo dentro de lo que la economía personal nos permita. Como citaba un viejo programa de TV "El país que no miramos"