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Desde 1920 cuando comenzaron los primeros experimentos con el cine 3D el público disfrutó estas propuestas de una manera especial.
La era dorada de este sistema se desarrolló entre las décadas del ´50 y ´60 y las películas eran super populares, ya que llevaban el entretenimiento pochoclero a otro nivel.
El maestro del terror William Castle llegó a estrenar en su momento dos de sus clásicos en tercera dimensión, como fueron 13 Fantasmas y La casa de la montaña embrujada que resultaron tremendamente exitosos.
La gente enloquecía porque tenían la posibilidad de vivir esas historias aterradoras con mucha más intensidad.
La gracia del cine 3 D reside en disfrutar una experiencia visual diferente a lo que uno puede encontrar en las salas generalmente.
El nuevo film de Brendan Fraser fue concebido exclusivamente para los nuevos cine Real D, que en los Estados Unidos se está expandiendo con mucho éxito.
Si en Argentina tuvieramos una sala con este sistema yo no tengo dudas que Viaje al centro de la Tierra hubiese sido la gran película de estas vacaciones de invierno.
Aplastaba a la competencia. Dado que Batman no es para nada un film para chicos, pese a que se estrena con muchas copias en castellano, este estreno en tercera dimensión no tenía una fuerte competencia.
Como propuesta familiar es excelente y los chicos la hubiesen disfrutado a lo grande. Es imposible que un niño se aburra con esta historia.
Desde los planos seleccionados por el director, el trabajo de los actores y los efectos especiales, toda la película fue pensada para ser vista en 3 D.
Mirar Viaje al centro de la Tierra en una sala común es como ver una montaña rusa de un parque de diversiones por televisión. Podrás ver por donde pasan los carritos y las vueltas que dan, pero al no estar ahí la atracción es un bodrio.
El film fue dirigido por Eric Brevig, un supervisor de efectos especiales muy respetado en Hollywood, que laburó en filmes pochocleros como Querida encogí a los niños, Hombres de negro, Pearl Harbor y Twister entre otra tantas películas.
Su trabajo tiene escenas fabulosas pero para ser disfrutadas en tercera dimensión, sino no tiene sentido.
La trama es una adaptación muy vaga del clásico de Julio Verne y la verdad que los verdaderos protagonistas son los efectos visuales. Por este motivo, en mi opinión, la película va para atrás, ya que no fue hecha para ser exhibida en cines comunes y la gracia de la propuesta se perdió por completo.