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Una de las grandes tonterías que uno podría cometer como cinéfilo este año es dejar pasar la tremenda secuela de Hellboy en el cine. Por supuesto si es que te gusta esta clase de propuestas.
Pese a la demora innecesaria del estreno que le juega a favor a la piratería, el director Guillermo del Toro aniquiló a todas las copias truchas que se venden por ahí con un film que es menester experimentarlo en una buena pantalla de cine.
Es una herejía mirar esta película en un televisor, al menos por primera vez.
El Ejército Dorado es un despliegue obsceno y zarpado de imaginación y fantasía por parte del director, quien definitivamente no es un ser humano de este planeta.
Es inconcebible que después de este trabajo ya esté laburando en las películas del Hobbit y su versión personal de Frankenstein.
Cualquier otra persona se hubiera tomado unas largas vacaciones después de semejante despliegue de creatividad y magia pochoclera.
Quedó claro con este estreno que Dark Knight no es la única gran película basadas en cómics de este 2008.
La secuela de Hellboy es una película fascinante que te deja impactado por la originalidad del mundo de fantasía que desarrollaron del Toro y Mike Mignola, el creador del personaje.
Los espectaculares escenarios y la enorme variedad de criaturas y monstruos con los que se enfrenta el protagonista son tan grandes y variados que recién en la segunda visión llegas a disfrutar esta historia por completo.
A diferencia del primer film que estuvo inspirado en el primer cómic del demonio rojo, titulado “Semilla de Destrucción”, la trama del Ejército Dorado fue creada especialmente para esta continuación.
Si bien la película está plagada de efectos especiales que fueron generados con la animación computada, el trabajo que hicieron es tan fino que no pensás en los FX cuando ves esas secuencias espectaculares en el cine.
La pelea que tiene Hellboy con un bicho gigante en las calles de Nueva York es probablemente unas de las mejores escenas de acción que pudimos ver este año. Desde su impecable ejecución hasta el sorpresivo final, que es hermoso, representa uno de los grandes momentos del film.
El mercado de Trolls!!
Un submundo de monstruos escondido en la ciudad que recién cuando repases la historia por segunda vez vas a apreciar por completo. El diseño, maquillaje y vestuario que tiene cada bicho es descomunal y representa el laburo de cientos de artista que se quemaron la cabeza para darle vida a ese momento de la trama que te deja con la boca abierta de asombro. Una secuencia que probablemente estuvo inspirada por Star Wars.
En lo personal agradezco a del Toro que eliminó de esta segunda parte al personaje del agente Meyers, que estuvo totalmente de más en la película anterior.
Sumó mucho a la historia la incorporación del psíquico alemán Johan Krauss (un personaje del cómic) que fue interpretado por Seth MacFarlane, el creador de la excelente serie animada, Padre de Familia.
Al margen de los meritos visuales, el nuevo trabajo de director mexicano presenta dos subtramas relacionadas con el amor, que enriquecieron muchísimo al film.
Por cierto, la escena de la borrachera que tienen Hellboy y Abe Sapiens es mortal! Otro de los grandes momentos de este estreno.
Ron Perlman se roba con su interpretación del protagonista la película y también se destaca bastante Doug Jones como Abe, quien tuvo mucho más peso en la trama en esta ocasión.
En fin, otra genialidad de Guillermo del Toro que no se puede dejar pasar y supera claramente al capítulo anterior. Ojalá no pase mucho tiempo para que veamos el final de esta trilogía.