Coraline y la puerta secreta

Coraline está destinada a todos los amantes de El extraño mundo de Jack. Que no se confunda ningún padre, llevando a sus niños menores de 10 años, porque van a salir espantados.
Es una película de animación casi para adultos, que puede llegar a ser disfrutada por los adolescentes.
El arte y la animación que tiene toda la película realmente es muy buena. Su historia es muy simple y es un “viejo cuento” de brujas, que seguramente hace varias décadas provocaba que algún niñito lo leyera en su cama y luego no se pudiera dormir con la luz apagada o asegurándose de que las puertas del placard estuvieran cerradas o que no haya nada debajo de la cama.
Tiene personajes pintorescos, pero no se detiene mucho en cada uno. No creo que genere que nadie se ponga la mochilita o el pin como sucedió con Jack, no será una película para pasar a la historia, pero si vale el valor de la entrada, y si pueden verla en 3D, sumará mucho para disfrutarla.
Le sobraron unos 15 minutos, que podrían haber pulido un mejor producto para todo el público.
A mi me gustó, pero es para recomendar con estas advertencias previas.

Después de la bizarra Monkeybone (me pregunto cuántos seremos a quienes nos gustó ese film) con Brendan Fraser, el director Henry Selick regresó al género de la animación para adaptar una original novela de Neil Gaiman, uno de los mejores escritores que existen actualmente en este sistema solar.
Si no conocés la obra de Neil deberías hacerlo porque es genial.
Si bien la gran mayoría de su producción tanto en las novelas en prosa como en los cómics está destinada hacia el público adulto, en los últimos años publicó libros para chicos muy piolas que recibieron excelentes críticas.
Coraline fue reconocida en el 2003 con el premio Hugo por el mejor trabajo en el género de la fantasía.
Se trata del galardón más importantes que existe en la literatura de este estilo.
El nombre del premio es un homenaje a Hugo Gernsback, quien fundó en 1926 la primera revista de ciencia ficción titulada Amazing Stories.
En el 2002 el libro también fue premiado como la mejor historia de terror con el Bram Stoker Awards For Young Readers.
Es importante destacar esto sobre todo para los padres con chicos pequeños que creen que este es otro estreno infantil.
La película de Selick que adapta con mucha fidelidad la historia de Gaiman es un cuento de terror para chicos a partir de 10 años.
Si bien no hay escenas sangrientas ni hechos violentos para los más pequeños este estreno puede resultar algo perturbador.
El propio director describió con ingenio su trabajo en una entrevista: “Coraline es una pesadilla para niños valientes que pueden sobrellevarla a determinada edad”.
Si contar una buena historia de terror no es una tarea sencilla para cualquier artista, realizar una para chicos es todavía más difícil porque hay ciertos límites que no se pueden cruzar y la vez el estilo tiene que estar bien definido.
Al igual que el realizador Gil Kenan, responsable de la excelente Monster House, Selick cumplió su objetivo al mantenerse fiel a la obra de Gaiman, sin hacer concesiones para que el film resultara accesible al público infantil.
Aclaro que la historia tiene pequeños cambios, pero no distorsiona para nada el cuento de Gaiman.
Hay algunas cosas que se agregaron en la versión cinematográfica que me parece Selick las utilizó para darle mayor dinamismo a la narración y no apoyar toda la trama sobre el personaje principal.
De alguna manera Coraline es una versión moderna y más tenebrosa de Alicia en el País de las Maravilla y eso es lo que la hace divertida.
Con el viejo estilo de la animación stop-motion que el director ya había utilizado en El extraño mundo de Jack, este estreno ofrece una experiencia visual distinta que se intensifica con el formato 3-D.
Por los climas de misterios y los bizarros personajes que integran este cuento, la sensación que te da el formato en tres dimensiones, de sentir que estás dentro del film convierte a la visión de la película en un evento especial.
En este caso, a diferencia del musical escrito por Tim Burton, este trabajo fue pensado desde su origen para ser exhibido en 3-D, por eso se disfruta más.
De todas manera, si no la podés ver con los célebres anteojitos Coraline es una excelente propuesta de animación.
Sólo tenés que dejar llevarte por la extraña historia de Neil Gaiman y el maravilloso arte de Selick que el entretenimiento en el cine está garantizado.