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Priyanka Chopra es una figura del cine Bollywood que en el último tiempo tuvo la
suerte de poder mantener una continuidad de trabajo en el mundo del espectáculo
norteamericano.
Algo que suele ser muy difícil para las estrellas de la India que debutan en alguna
producción americana y luego vuelven a su país de origen porque no consiguen papeles.
Una experiencia que tuvo la modelo Aishawarya Rai, quien luego de aparecer en
fracasos comerciales como Los secretos de la pasión y La pantera rosa 2 tuvo que
retomar a las propuestas indias porque dejaron de convocarla de los grandes estudios.
Un obstáculo que no tendrá Chopra ya que su casamiento con el músico Nick Jonas
consolido su presencia en el mundo de la figuras mediáticas.
Pese a que no es una buena actriz y su constante sobreactuación impide conectarse con
los personajes que encarna, ese es el último de los problemas que tiene Amor a primer
mensaje.
Una película que retrata a la perfección todo lo que está mal en la actualidad en el
fallecido género de la comedia romántica.
El director Jim Strouse intenta evocar el tipo de película que primó en los años ´90
dentro de esta temática con una obra que falla a la hora de reunir todos esos elementos
que hacían disfrutables aquellas propuestas.
En este caso elabora un tedioso melodrama manipulador, que tiene muy poco de
comedia, donde aborda con una superficialidad abrumadora los temas de la muerte, el
duelo y las segundas oportunidades en el amor.
El gran mensaje del film, tanto para las mujeres como los hombres, es si falleció tu
pareja o te dejó antes del casamiento buscate otra persona que sea linda y se acabaron
enseguida todos tus problemas.
Al margen de esta cuestión y el hecho que Chopra no le llega a los talones a figuras
como Meg Ryan, Sanda Bullock o Drew Barrymore, la gran falencia de esta película
reside en la ausencia absoluta de química entre los dos protagonistas.
No hay modo de poder comprarles el relato sentimental que intentan vender ya que no
trasmiten ninguna conexión entre ellos.
De hecho, algo muy gracioso es que en un momento hay un cameo de Nick Jonas y el
tipo tiene más química es esa escena con su esposa que el protagonista del film durante
toda la historia.
La dupla no termina de funcionar y eso resulta fatal para esta propuesta.
En el medio de la trama hay una participación bizarra de Celine Dion, quien se
interpreta a sí misma e interviene en una especie de figura maternal y consejera
sentimental de personaje de Heugman.
El modo en que la película explota las tragedias personales reales de la cantante para
justificar la relación de los protagonistas es patético.
Un misterio la motivación de Celine para ser parte de esta bazofia desapasionada que
no la ayudará a conseguir más reproducciones en Spotify, más allá de su nicho de fans.
La verdad que no hay ningún elemento notable para resaltar de esta producción.
Hoy volvés a repasar Tienes un E-mail, Mientras dormías o French Kiss (Kevin Kline)
y siguen siendo mucho más entretenidas que los estrenos de la actualidad en este
género.
Si no tienen nada mejor que ver la pueden derivar para su visionado en la televisión que
no se pierden nada relevante.