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La primera imagen de Acusada es una placa negra con una frase que le indica al espectador que la película no está basada en ningún hecho real.
Un recurso que por lo general suele emplearse en los créditos finales, pero en este proyecto los realizadores decidieron aclararlo de antemano ya que el vínculo del film con casos policiales famosos es inevitable.
Aunque el director Gonzalo Tobal manifestó en numerosas entrevistas que su historia no tomó como inspiración esos hechos, la realidad es que el argumento enseguida trae al recuerdo el caso de Lucila Frend en Argentina y muy especialmente el de Amanda Knox en Italia.
El caso europeo es más curioso todavía ya que es un calco prácticamente del drama que vive Dolores Dreier, el rol de Lali Espósito en este film.
Nos referimos a chicas muy jóvenes que fueron acusadas de asesinar brutalmente a sus mejores amigas y además del litigio judicial tuvieron que lidiar con el juicio de los medios de comunicación.
La película de Tobal deja en segundo plano el misterio policial para explorar principalmente como los vínculos familiares de la protagonista se van deteriorando con la injerencia de los medios de comunicación y las redes sociales en la situación traumática que atraviesa.
Acusada tiene la particularidad de trabajar diversas temáticas a la vez y el relato del director se debilita por momentos al no profundizar ninguna de esas cuestiones.
Se mete con el periodismo sensacionalista, la influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, las estrategias judiciales, los vínculos entre adolescentes de la actualidad (que es bastante débil) y en el medio de todo esto aparece una subtrama con un puma que anda suelto en un vecindario.
El animal aparentemente representaría una analogía de la libertad pero la idea quedó ejecutada de un modo confuso y no termina de convencer.
El fuerte de esta película y su característica más interesante pasa por el retrato que presenta sobre las estrategias de los abogados para convencer a un tribunal de la inocencia de su cliente.
Toda la manipulación psicológica a la que se somete el personaje principal por parte de su familia ofrece algunos de los mejores momentos de esta producción.
En los últimos días noté que la interpretación de Lali dividió la opinión entre los críticos.
En mi caso creo que hizo un muy buen trabajo para tratarse de su primera incursión dramática, con un personaje complejo que demandaba desenvolverse con una ambigüedad particular. Algo que no es tan sencillo de conseguir para una artista que viene del género de la comedia o ficciones más livianas y no tenía experiencia en estos roles.
Lali resulta convincente en el personaje y su labor se potencia al estar rodeada de un gran reparto secundario en el que sobresalen con más fuerza Leonardo Sbaraglia (como el padre de la protagonista) y Daniel Fanego, quien tuvo un gran 2018 en el cine con su labor en El ángel y el abogado que compone en este film.
Gonzalo Tobal, quien en el 2012 debutó con Villegas, una producción independiente que presentaba un relato minimalista, en este caso sacó adelante con éxito un proyecto de mayor proyección comercial que no debería tener problemas para atraer a los seguidores del género a las salas.
Aunque la resolución de la trama tiene algunas situaciones forzadas que no terminan de convencer y abarca más temas de los que llega a profundizar, el sólido trabajo del reparto consigue que el film se disfrute y sea entretenido.