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High Life es esa clase de películas que cada vez llegan con menos frecuencia a las salas de cine debido a que encuentran su nicho de distribución en las plataformas de streaming.
El problema con esta cuestión es que después terminan perdidas en la programación frente a la enorme variedad de alternativas disponibles.
Esta producción representa la nueva obra de Claire Denis, una realizadora francesa que suele ser muy mimada por la crítica.
A menudo sus trabajos son aclamados por la prensa y en Argentina algunos de sus últimos filmes como 35 Rhums (2012) y Un bello sol interior (2017), con Juliette Binoche, también fueron bien recibidas por el público.
En lo personal las películas convencionales de esta directora siempre me aburrieron bastante, ya sea por su narrativa pausada o las temáticas que trabajan.
Me gusta más la otra Claire Denis, esa directora que cada tanto desconcierta a sus propios seguidores con alguna bizarrada donde sale de su zona de confort.
Un claro ejemplo fue Trouble Every Day (2001), donde incursionó en el género de terror que evocaba también esos filmes eróticos europeos de los años ´70.
High Life ofrece una experiencia similar a través de una película que fusiona la ciencia ficción con el thriller psicológico.
Denis utiliza esta combinación de géneros a través de un relato muy interesante que explora el lado más oscuro y macabro de la sexualidad humana.
Si el espectador tiene paciencia y supera los tediosos 20 minutos iniciales luego la recompensa resulta gratificante.
Un tema con esta realizadora es que a menudo le lleva una eternidad establecer conceptos sencillos.
Ejemplo, un hombre se encuentra aislado en el espacio con una bebé.
En los códigos narrativos de Denis esta idea simple puede resultar una tortura, sin embargo una vez que se presenta al personaje de Robert Pattinson el conflicto se dispara y comienza un film diferente.
A través de un relato no lineal se construye un misterio extravagante sobre el destino que tuvo la tripulación de una nave en la que se desarrollaban experimentos extraños.
A medida que empiezan a encajar las piezas de la intriga la trama se vuelve cada vez más brutal y escabrosa.
A Denis no le interesa tanto el espacio o la ciencia en esta propuesta sino que utiliza el contexto futurista para indagar en la compleja sexualidad humana.
Juliette Binoche y Mia Goth tienen grandes momentos dentro del reparto secundario pero es Robert Pattinson quien se roba esta película con una labor dramática estupenda.
Un actor que en los últimos años hizo un esfuerzo descomunal por enterrar en el olvido los vestigios del vampiro Edward Cullen para demostrar que tiene talento y está para otras cosas.
El diverso rango de emociones que explora en este personaje demuestra un histrionismo notable que no pudo expresar en las producciones hollywoodenses.
Después de verlo en High Life deja una intriga enorme por lo que podría ser su versión de Bruce Wayne (Batman lo interpreta cualquiera) en la próxima película de Matt Reeves.
Para quienes estén con ganas de ver una propuesta oscura, repulsiva y diferente a todo lo que hay en la cartelera en este momento, el nuevo film de Claire Denis es una cita obligada en el cine.