Con todos menos contigo

En estos tiempos lúgubres donde el género de la comedia romántica se encuentra completamente muerto, Con todos menos contigo es un pequeño oasis cinematográfico que al menos no decepciona en materia de entretenimiento.

De todos los intentos que hubo en los últimos por evocar el tipo de cine que se hacía en esta temática durante los ´90, la obra del director Will Gluck es la más lograda.

El cineasta ya había demostrado un buen desempeñó en la comedia con títulos decentes que funcionaron bien como Friends with Benefits (con Mila Kunis y Justin Timberlake) y Easy A donde se lució Emma Stone.

 En su nuevo trabajo presenta una adaptación libre del clásico de William Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces, que tuvo su mejor versión en la obra maestra de Kenneth Brannagh estrenada en 1993.

El guión toma algunas ideas y características de los protagonistas principales para desarrollar una comedia de enredos bien clásica que no tiene ninguna intención de inventar nada nuevo o introducir algún elemento transgresor.

Gluck no se mueve de la fórmula de los ´90 y consigue que funcione gracias a la excelente química que tienen Glen Powell (Top Gun: Maverick) y Sydney Sweeney (de la serie Euphoria).

Este es un punto donde fracasaron estrenos recientes que intentaron hacer lo mismo.

Pese a que el conflicto central ya lo vimos numerosas veces en otros filmes la comedia resulta entretenida y al menos se deja ver.

Frente al estado en que se encuentra el cine hollywoodense comercial y los últimos estrenos que tuvimos en este género Con todos menos contigo sale mejor parada de lo previsto.

Con todos menos contigo es la comedia romántica más “hypeada” (en redes sociales) de la historia reciente y se ha convertido en la más exitosa a nivel monetario de los últimos tiempos.

Todo esto gracias a sus bellísimos, carismáticos y hegemónicos protagonistas: Sydney Sweeny y Glen Powell.

La química y tensión sexual que manejan traspasa la pantalla y ahí radica lo mejor del film.

En una época de vacas flacas para ese género, éste estreno es un buen estandarte del cliché hollywoodense.

Tiene todo lo que un espectador busca en una romcom: los lugares comunes, el encuentro fortuito y amor a primera vista, la inverosimilitud de la mayoría de las circunstancias, una boda y coloridos personajes secundarios que solo están ahí para que la historia avance.

Asimismo, hay lindos homenajes a Cuando Harry conoció a Sally (1989), La boda de mi mejor amigo (1997), -incluyendo a Dermot Mulroney como padre la protagonista- y 10 Cosas que Odio de ti (1999.,

No hay mucho más que agregar. El film da la que te vende y cumple con creces.

Estamos lejos de las leyendas (tanto en títulos como en protagonistas) de lo que fue la era dorada de estas películas en las décadas del 80 y 90. Pero aún así, es una digna sucesora y se abrirá gran paso entre el público joven.