El comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, y su esposa Hedwig se esfuerzan por construir una vida de ensueño para su familia en una inmaculada casa con jardín junto al campo de concentración.
La obra d Glazer presenta un trabajo de sonoridad y fuera de campo que trasciende por sobre la narrativa, corriéndose así de lo clásico para brindar un plano general (real y metafórico) de un paraíso tenebroso. El día a día de la familia, mostrado como una experiencia cuasi monárquica, se funde con los gritos de los prisioneros y los disparos ensordecedores de las Luger. La inteligencia de la película va en cómo Glazer construye el terror a partir de lo que no vemos, y cómo ese fuera de campo es algo totalmente rutinario en la vida de los personajes.
Durante el verano de 1957, detrás del espectáculo de la Fórmula 1, el expiloto Enzo Ferrari está en crisis y la quiebra amenaza su fábrica automotriz que diez años atrás construyó junto con su esposa Laura. El volátil matrimonio de En [...]
Hay un póster en particular de la película que resume a la perfección el drama íntimo del protagonista. En él podemos ver, desde una toma picada, a Enzo Ferrari junto al invento que le da renombre. Sus ojos se pierden en aquella máquina perfecta (aunque su reputación se encuentre desestabilizada). Por este accionar, el auto no está completo en la imágen, ya que la película no es solo sobre el invento, sino su inventor. Una luz en altura ilumina a ambos, oscureciendo todo a su alrededor, pero no sin antes proyectar la sombra de Enzo, su otro yo. Ferrari nos muestra tanto al astro, al creador y leyenda como al esposo, amante y padre. Mann en su máximo esplendor. Una maravilla.