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Love and Monsters fue otra víctima de la pandemia que tenía previsto su llegada a los cines para estas fechas, pero el estudio Paramount finalmente decidió estrenarla en plataformas de streaming como Amazon y Video on Demand.
El film del director Michael Matthews presenta una entretenida mezcla de géneros que incluye la comedia de terror, la aventura post-apocalíptica y el coming of age.
Si bien se percibe cierta influencia de Zombieland la historia cuenta con su propia personalidad y consigue que el espectáculo funcione gracias al tremendo carisma de Dylan O´Brien. Un actor subestimado de Hollywood que encontró en este proyecto la posibilidad de demostrar su versatilidad para desernvolverse tanto en la comedia como en situaciones dramáticas.
Si bien el reparto cuenta con las participaciones de Michael Rooker y Jessica Henwick (The Defenders, Luke Cage), todo el peso del conflicto recae en las espaldas de O´Brien, quien tiene la responsabilidad de sacar el espectáculo adelante. Sobre todo por su cualidad de generar empatía con esta clase de personajes que no presentan héroes de acción perfectos, sino tipos corrientes que terminan atrapados en situaciones extraordinarias.
En la trama la destrucción de un asteroide que se dirigía la Tierra tiene consecuencias fatales para la humanidad. Los pedazos radiactivos generaron una mutación en los insectos que acaban con la mayoría de la población en todo el mundo al convertirse en monstruos depredadores gigantes.
Tras pasar siete años en aislamiento dentro de un búnker Joel (O´Brien) decide salir a la superficie y adentrarse en una misión suicida para reencontrarse con su novia que se encuentra a cientos de kilómetros en otro refugio.
A partir de esa premisa el director Matthews desarrolla una película que plantea en su narración una permanente fusión de géneros. Todo el conflicto interno que atraviesa el personaje se enmarca en el coming of age, dentro de un thriller de supervivencia que juega además con el humor negro y elementos del cine de horror.
Tiene secuencias de acción y momentos cómicos pero hacia el tercer acto la trama se vuelve más emocional. La representación de los monstruos está muy bien lograda con efectos prácticos combinados con CGI que generan que los bichos al menos resulten creíbles en la pantalla.
En ocasiones cuando un realizador intenta abarcar tantos subgéneros a la vez el producto final termina siendo caótico.
En Love and Monsters creo que el concepto termina por funcionar debido al equilibrio que supo darle Michael Matthews a su narración. También ayudó que el personaje de Dylan O´Brien se encuentre anclado en la realidad y por lo tanto sus reacciones encuentran una empatía directa con el público.
La pasé muy bien con esta producción y la recomiendo a quienes tengan ganas de disfrutar una propuesta de monstruos que tiene humor y romance y no se toma el concepto del mundo post-apocalíptico tan en serio.
