Australia, años 70. Grace Pudel es una niña solitaria e inadaptada, aficionada a coleccionar figuras decorativas de caracoles y con una devoción profunda por las novelas rom [...]
TITULO ORIGINAL: Memoir of a snail
VOCES ORIGINALES: Sarah Snook, Eric Bana, Kodi Smit-McPhee.
GENERO: Nominada al Oscar , Drama , Comedia , Animación .
DIRECCION: Adam Elliot.
ORIGEN: Australia.
DURACION: Minutos
CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas
FECHA DE ESTRENO: 20 de Marzo de 2025
DATOS PARA DESTACAR:
- Nominada a los Premios Oscar 2025 como Mejor Película Animada.
Memorias de un caracol ofrece un curioso exponente del cine de miseria porno desarrollado a través del género de animación stop motion.
Adam Elliot es un realizador australiano que cobró notoriedad en el 2004 luego de ganar un premio Oscar por el corto Harvie Krumpet.
La historia de un hombre que lograba mantener una actitud positiva frente a las numerosas tragedias que sufría. En ese proyecto el cineasta desarrolló un tributo nostálgico a las viejas producciones de la compañía Aardman realizadas con plastilina.
A raíz del suceso del corto luego pudo estrenar su primer largometraje, Mary y Max (2009), otro relato triste con un final devastador que narraba la amistad por correspondencia entre una niña solitaria y un hombre adulto que padecía una obesidad extrema, entre otros problemas de salud.
En su nueva obra el director elabora un nuevo lamento de borracho triste, inspirado por situaciones traumáticas que vivió en su infancia.
Un film que resultó inflado a un nivel demencial por críticos y you tubers que no consumen demasiadas propuestas del género, más allá de los productos de Pixar y Dreamworks, y creen que descubrieron el Santo Grial del séptimo arte.
La verdad es que esta clase de materiales en los ´90 se podían ver con frecuencia en el ciclo televisivo Caloi en su tinta.
Memorias de un caracol no es para nada una mala película pero dentro de la filmografía de Elliot se siente una obra demasiado redundante.
Una cualidad de sus trabajos reside en el dominio que presenta del humor negro.
Pese a todas las experiencias terribles que enfrentan los personajes, en ocasiones perturbadoras, el director juega con situaciones humorísticas muy efectivas que contribuyen a mitigar el contenido denso del argumento.
Sin humor sería imposible llegar al final de Memorias de un caracol porque la experiencia resultaría muy agobiante.
Una paradoja de esta producción es que expresa un comentario sobre la importancia de aprender a desapegarse de los traumas del pasado para vivir con más libertad el presente.
Tal vez es una moraleja que Elliot podría implementar en su filmografía. Ya compartió con el mundo todas las penurias que pasó en su vida, en adelante estaría bueno que empezara a interpretar otra canción.
Desde los aspectos técnicos el film es formidable y repite la misma estética y diseños de personaje de Mary y Max, donde sobresale la influencia de expresionismo alemán y los clásicos de Tim Burton.
Si desconocías a este realizador Memorias de un caracol funciona como una carta de presentación del estilo de relatos que podés encontrar en su filmografía.
Para los amantes del cine depresivo es un evento de visionado obligatorio.
Frasquito de Prozac en el bolsillo y a disfrutarla.
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