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Casi diez años después de la primera película, el director Shekhar Kapur retomó la vida de uno de los personajes más ricos de la Historia para brindar una película épica que deslumbra por su opulencia visual.
Elizabeth: La Edad de Oro es la clase de film que me hubiese gustado ver desde el aspecto técnico en la primera entrega estrenada en 1998. Esta vez Kapur decidió apostar a lo grande y volvió a retomar la historia de Elizabeth con un enfoque diferente.
El nuevo film sobresale por el increíble trabajo que hicieron con los vestuarios y toda la reconstrucción de época que es imponente. Sin embargo, desde el guión queda la sensación que el director intentó abarcar demasiado en muy poco tiempo.
Me refiero a que, por ejemplo, la conspiración de María Estuardo y la guerra de Inglaterra con España eran materiales que daban tranquilamente para dos películas más y acá se desarrollaron demasiado rápido. Algo similar a lo que le pasó a Sam Raimi con la última Spiderman.
A esto se suma que Kapur esta vez se enfocó más en el romance y el melodrama que en la política y las conspiraciones para voltear a la reina, que en el film anterior estuvieron muy bien trabajadas.
En la primera Elizabeth el director se concentró en el ascenso de la protagonista al poder, más que en su vida sentimental y brindó un film interesante. En la nueva entrega los mejores momentos de la historia son los que están relacionados con la política y la película flaquea cuando se centra en el triángulo amoroso que propone la trama.
Definitivamente el guión es el aspecto más débil de este film.
Cate Blanchett sobresale otra vez con la representación de la Reina y también se destaca Clive Owen, quien interpreta al aventurero Sir Walter Raleigh.
Elizabeth: La Edad de Oro es una película con la que el programa del History Channel, “La Historia Vs Hollywood” se puede hacer un festín, ya que los realizadores se tomaron numerosas libertades.
No me parece mal que hagan eso, debido a que no se trata de un documental, el tema es que algunas cosas fueron muy distorsionadas.
Una claro ejemplo es la representación que se hace de Walter Raleigh, quien jamás participó personalmente del combate contra la Armada Española y acá lo retratan como al Capitán Blood de Errol Flynn.
Ojo, las escenas de acción que protagoniza el personaje son espectaculares y me encantó ver a Clive Owen estrellando barcos en llamas contra la flota española, pero bueno, no es para tomárselo demasiado en serio.
Más allá de las críticas que se le pueden hacer al guión, la nueva película de Cate Blanchett es una buena propuesta épica para disfrutar en el cine.