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													Ya estoy acostumbrado a que la gente se me cague de risa 
          en la cara cuando menciono que Mickey Rourke es mi actor favorito 
          junto con Travolta.
          Siempre dicen lo mismo: “¿El flaco de 9 semanas 
          y media?
          Mi respuesta también es la misma:
          “No, esa fue una bosta, me refiero al actor de La Ley 
          de la Calle (Francis Ford Coppola), El Papa de Greenwich Village 
          (Stuart Rosenberg), Diner (Barry Levinson), El año 
          del Dragón (Michael Cimino), Corazón Satánico 
          (Alan Parker), Plegaria para un asesino (Mike Hodges), Barfly 
          (Barbet Schroeder), Johnny Handsome (Walter Hill), Arenas 
          Blancas (Roger Donaldson), Domino (Tony Scott) y Sin City 
          (Robert Rodríguez)”.
          Mickey trabajó en muy buenas películas, donde 
          brindó grandes interpretaciones, pero lamentablemente 
          su imagen está relacionada con los escándalos 
          y las porquerías que hizo en los últimos años. 
          
          Recientemente los directores Tony Scott y Robert Rodríguez 
          lo rescataron del anonimato.
          Sin embargo, sus problemas con las drogas y el alcohol aniquilaron 
          su carrera y el tipo vivió en carne propia lo que significa 
          tocar fondo en todos los aspectos de su vida.
          Participar de una pelea de boxeo de exhibición con 
          un panelista de Videomatch, en el programa de Marcelo Tinelli, 
          Ritmo de la noche y protagonizar una película (La Colonia)junto 
          a la ex estrella de la NBA Dennis Rodman y Jean Claude Van 
          Damme son dos ejemplos contundentes de la decadencia que experimentó 
          su carerra.
          El Luchador es un film muy especial de Darren Aronofski que 
          rescata el talento del artista que alguna vez llegó 
          a destacarse en los filmes que mencioné.
          Mickey no se hizo buen actor con esta película. Ya 
          lo era, el tema es que este proyecto le dio la oportunidad 
          de sobresalir con un film que ninguna otra persona podría 
          haber protagonizado, ya que el luchador Randy “The Ram” 
          Robinson es Rourke. 
          El film de alguna manera funciona como una metáfora 
          de su carrera.
          La trama si bien tiene algunos puntos en común con 
          Rocky Balboa los filmes son completamente diferentes debido 
          a la naturaleza de los personajes principales.
          Rocky y Randy enfrentaron los mismos demonios, pero lo que 
          marcó la diferencia en sus historias es la actitud 
          que tomaron frente a los problemas. 
          Más allá del cuento del protagonista, El Luchador 
          es un tremendo retrato del mundo de la lucha libre clase B 
          de los Estados Unidos.
          Aronofsky describe en el film como es el mundo del catch norteamericano, 
          donde los deportistas no ganan miles de dólares como 
          las estrellas de la WWE (World Wrestling Entertainment) y 
          los combates son mucho más violentos.
          Sin embargo, cuando el show termina entre los luchadores existe 
          una gran camaradería y las agresiones verbales y conflictos 
          son en realidad un cotillón del espectáculo.
          Cualquiera que dude de la veracidad de los hechos que muestra 
          esta película los invito a que vean el documental Beyond 
          the Mat, de Barry Blaunstein (lo pasaron un montón 
          de veces por el cable) que describe con precisión el 
          mundo de la lucha libre en los Estados Unidos y sirvió 
          de inspiración al director.
          La película se centra en la dramática historia 
          de Jake “The Snake” Roberts, un ídolo de 
          los años ´80 de estos espectáculos sobre 
          el claramente se basó el personaje de Randy Robinson.
          Esto no fue casualidad ya que Roberts tuvo una carrera muy 
          similar a la de Rourke y todavía lidia con serios problemas 
          de adicciones.
          Vuelvo al estreno.
          El director Aronofsky abordó gran parte de la dirección 
          de su último trabajo como si se tratara de un reality 
          show que sigue 24 horas la vida de Randy, algo que le dio 
          mayor realismo al film, y hay momentos que parecería 
          que uno está viendo un documental.
          Hay que destacar también el trabajo de Marisa Tomei, 
          quien con el correr de los años está cada vez 
          mejor (en todos los aspectos que se les ocurra) y Evan Rachel 
          Wood, quien no suele ser tomada muy en serio por parte de 
          la prensa norteamericana, debido a su relación con 
          su ex novio Marylin Manson, que la convirtió en una 
          figura mediática y en esta película está 
          excelente.
          No puedo finalizar este comentario sin repudiar la patética 
          actitud de los miembros de la Academia que dejaron afuera 
          de la competencia del Oscar a la canción de Bruce Springsteen 
          que cierra a la perfección la historia de este estreno. 
          Tendrían que haber subtitulado la letra, ya que está 
          estrechamente vinculada con las decisiones que toma el protagonista 
          al final del film.
          En fin, celebro este trabajo de Mickey Rourke que le brinda 
          una gran oportunidad de reconstruir su carrera y rescata su 
          talento como actor después de muchos años de 
          trabajos olvidables.