Transformers: La venganza de los caídos

Está claro que las críticas de medios tradicionales, le pegan a las películas ultra pochocleras y pasatistas.
Transformers solo está hecha para que la gente se divierta, coma pochoclo y espere otra secuela.
Buscar algo más elaborado, es una pérdida de tiempo.
¿Qué busco en una película así? Estimo que lo mismo que la mayoría de las personas que la van a ver, acción, buenos efectos especiales y... más acción.
La primera tenía el problema de “las primeras películas de una saga”, tenía que explicar un poco a los que no conocen nada del tema, de que va la historia. Yo soy uno de ellos.
Ese “problema”, puede quitarle un poco de entretenimiento inicial normalmente a las películas, pero en el caso de esta se recuperaba pronto con todo lo que venía.
Y como buena secuela, ésta, desde el vamos va a la acción. Sus primeros 20 minutos son terribles y ya pagan el valor de la entrada. Los efectos especiales son impecables, y son “adorables” tantas transformaciones y ver a todos los armatostes estos ir por lugares comunes rompiendo todo. Eso es parte de lo que uno va a ver.
La contra fundamental de la película, es su duración. Se extiende bastante. Lisa y llanamente le sobra media hora. Se podrían haber optimizado los tiempos narrativos y evitar confundir con todo.
Y algunas escenas tienen “tanto metal” que uno no sabe si son buenos o malos, y se mezclan todos.
Michael Bay es un gran director pochoclero. Filma como los dioses y se destaca fundamentalmente en mostrar las cosas de manera espectacular. Ejemplo, la pone a Megan Fox en un primer plano y por encima pasa un helicóptero en cámara lenta… y las persecuciones de coches las hace como ninguno. Su mejor película sin lugar a dudas con este tema fue Bad boys II, de la cual se ve el afiche en un momento.
Pero Don Bay, al cual si algún día se hace un “Festival de cine industrial y pochoclero dependiente” le tienen que hacer una retrospectiva gloriosa, cae en algunas cosas que ya ha hecho en el pasado. Yo me pregunté en más de una ocasión ¿Qué carajo está haciendo? Me mareaba! O me hacía preguntar para que ponía esas cosas.
Ejemplos del pasado? Pearl Harbor… donan sangre Ben Affleck y Josh Hartnett… EN UNA BOTELLA DE COCA COLA!
Bad Boys II, una buena película de acción en Miami con policías y ladrones, hasta que se van en grupo comando a CUBA!!!
Divagues innecesarios.
Es loco, pero el productor de la película es Steven Spielberg, quien suele tener ese vueltita de más… ejemplo La lista de Schindler con Liam Neeson llorando porque con un prendedor salvaba 4 vidas más… ¿se entiende el punto? Ya venías arruinado por la película y te meten esas cosas al divino botón.
Es como el Burrito Ortega cuando jugaba al fútbol nada más y le metía una gambeta de más… al dope.
Y ahí es donde Bay la embarra, y cuando la hayas visto podrás recordar varias escenitas que tienen varios minutos de más. Y otras que saltan de un lado a otro, sin una continuidad clara. Muy raro.
Reitero, la película tiene brillantes escenas de acción, está muy bien filmada y está Megan Fox. Entre las escenas increíbles, están las de las pirámides! Es brillante como logra darle realismo a todos los movimientos. O una pelea simple en un bosque, no para de mover la cámara interactuando con los efectos especiales y los actores todo el tiempo. Eso es muy difícil y Michael Bay lo hace muy simple.
Paga la entrada con creces, pero a esta altura, y con la fortaleza de la primera, me parece que le faltó una buena pulida, un buen productor que le haya dicho a Michael, “bajá un cambio campeón!”. Ojalá la tercera esté “optimizada”.
Si no viste la primera, no será terrible.
Pochoclo y gaseosa grande, previo paso por el baño. Son dos horas y media!
Es para ver en pantalla grande si o si… y si estás cerca del Imax, no dudaría ni un segundo en ir a verla ahí.

Un hombre debe conocer sus limitaciones.
Sabias palabras de Harry, El sucio que Michael Bay debería aplicar en su carrera.
La secuela de Transformers deja un sabor amargo debido a que el director volvió a repetir los mismos errores de Pearl Harbor.
En realidad no es justo culpar por todo a Bay cuando los guionistas son los principales responsables de haber arruinado por completo el universo de los Transformers.
Lo primero que me acordé cuando comenzaron a rodar los créditos finales fue de los viejos dibujos de la televisión, que tengo en dvd y presentan tramas que parecen obras maestras de la ciencia ficción frente a la historia que se ofrece en esta segunda parte.
Ehren Kruger (con ese apellido ahora me cierran más las cosas), Roberto Orci y Alex Kurtzman si tuvieran dignidad deberían renunciar a trabajar en el cine.
Ya de por sí, es inmoral que estos sujetos cobraran miles de dólares por escribir un guión que incluye frases como “a las chicas nos gustan los hombres peligrosos” y “no te mueras, vuelve a mí”.
Si a esto le sumamos las cosas que inventaron para este film, por lo menos a mí me gustaría que los Decepticons realmente existieran para que acabaran con estos bastardos.
La película tiene un arranque espectacular. Una oda al pochocho de entre 10 y 15 minutos sin pausa donde Bay le da la bienvenida al público con secuencias de acción impresionantes que te dejan helado por el realismo que tienen.
Los queridos personajes parecen que cobraron vida en serio y la presentación de Optimus es mortal.
Hasta ahí vamos bárbaro.
El problema viene después de la acción, cuando Bay comienza con su tributo personal a American Pie.
A partir de que Shia LaBeouf ingresa en la Universidad Maxim (la institución donde se educan las estudiantes de ciencia super modelos que rajan la tierra y sólo viven en la imaginación de Frank Miller y Michael Bay) todo va cuesta abajo.
Es increíble que haya productores que pensaran que los insoportables padres de LaBeouf eran personajes maravillosos y cómicos que merecían volver en la secuela.
La gente paga la entrada para ver a los robots!
¿A quién le importa las andanzas de LaBeouf en la universidad o sus enredos sentimentales?
Con este film perdieron el enfoque por completo.
Transformers siempre se centró en las batallas entre los Autobots y los Decepticons no entre los humanos y los Decepticons.
Ahora resulta que los Autobots trabajan para el gobierno yanqui y los villanos funcionan como una especie de célula terrorista. Cualquier cosa.
La segunda parte se va de mambo mal con el humor infantil y la tontería a tal punto que la vieja peli animada de Transformers de 1986 parece una historia de Isaac Asimov comparado con esto que brindan Bay y sus muchachos.
¿Era necesario incluir una especie de Transformer-Terminator que recuerda a los robots de la saga de James Cameron?
¿Era necesario el Decepticon anciano que camina con bastón?
¿Eran necesario los gemelos autobots que parecen rendirle homenaje al viejo Jar Jar Binks de Star Wars?
Igual ninguno de estos elementos supera a una “situación espiritual” que vive LaBeouf hacia el final del film donde este estreno ingresa en el terreno de lo lisérgico.
Hasta Roger Corman hubiera escrito algo con más sentido.
Lo que da bronca es que detrás de todo esto hubo una producción espectacular.
Con el mismo equipo, las secuencias de acción que Bay tan bien filma y un guión decente (ni siquiera pido que sea brillante) esta secuela era un tremendo peliculón.
Es extraño porque nos encontramos con los personajes que muchos de nosotros disfrutamos cuando éramos niños, pero en ningún momento se siente que uno esté frente a los viejos Transformers. Es otra cosa.
Mentiría si escribo que el film no es entretenido, porque no la pasás mal en el cine y las escenas de acción realmente garpan la entrada, pero el camino que tomó Bay con el humor no le hace justicia a los queridos robots.
Una lástima.