Ambientada 183 años antes de los eventos narrados en la trilogía original de películas, “El Señor de los Anillos: la Guerra de los Rohirrim” cuenta el destin [...]
TITULO ORIGINAL: The Lord of the Rings: The War of the Rohirrim
VOCES ORIGINALES: Brian Cox, Miranda Otto, Gaia Wise.
GENERO: Fantasía , Aventuras , Animación , Acción .
DIRECCION: Kenji Kamiyama.
ORIGEN: Estados Unidos.
DURACION: Minutos
CALIFICACION: Apta mayores de 13 años
FECHA DE ESTRENO: 05 de Diciembre de 2024
FORMATOS: 2D.
La Guerra de los Rohirrim es un producto insípido y sin alma que suma un nuevo título a esta era oscura que atraviesan las adaptaciones de la obra de Tolkien.
Ya no se trata de contar una buena historia que aproveche la riqueza mitológica de la saga literaria sino de utilizar la marca de una franquicia para imponer determinadas agendas políticas que poco tienen que ver con los contenidos originales.
Hace poco lo vimos en el bodrio soporífero de Amazon, The Rings of Power, y algo similar ocurre con esta propuesta de animación.
La idea de explorar historias relacionadas con los antiguos reyes de Rohan era interesante si contaba con un guión que le hiciera justicia al tipo de contenido que supo crear el autor inglés.
Lamentablemente no pudo ser y esto es una decepción ya que el argumento original corrió por cuenta de Jeffrey Addiss y Will Mathews, quienes hicieron un trabajo brillante con la precuela de The Dark Crystal, de Jim Henson.
Por alguna razón a la productora Philippa Boyens no le gustó el material y metió en el proyecto a su hija y el novio para que reescribieran la propuesta de Addins y Mathews con la excusa que El Señor de los Anillos necesita “la voz de una nueva generación”.
Estos ineptos que terminaron involucrados en la producción por una cuestión de nepotismo convirtieron la historia en un collage de clichés superficiales que poco tiene que ver con la fantasía de Tolkien.
El argumento no ofrece otra cosa que una riña de vecinos por un matrimonio forzado que deriva en una guerra ridícula y sirve de excusa para desarrollar el origen de la clásica Mary Sue hollywoodense.
La típica heroína autosuficiente que no necesita a nadie a su lado porque es un espíritu libre incomprendido por el patriarcado diabólico de la Tierra Media.
“Mi único compromiso es con la muerte”, expresa la protagonista en uno de los tantos momentos cringe que contiene esta producción.
Hera, la hija del rey Helm Hammerhand, monta a caballos antes de aprender a caminar y para el momento en que tiene nueve años supera en el combate con espada a Red Sonja.
Entre sus hermanos mayores se encuentra un músico vago que toca un harpa y otro nardo sin pasta de liderazgo que son más favorecidos por el monarca, quien ignora que su hija es la más grande guerrera que pisó la Tierra Media.
Si no tomás en serio estas estupideces resulta graciosa la disparidad de género que hay en la representación de los personajes.
Los roles masculinos están divididos en tres categorías; tipos afeminados, pusilánimes y machirulos tóxicos.
El único que zafa de esta representación es el primo de Hera quien cuenta con una participación limitada, ya que aparentemente era demasiado bueno para ser parte de la película.
Más allá que la trama es aburrida y predecible ninguno de estos personajes resultan atractivos para sostener un relato de 134 minutos que se hacen eternos.
Muy especialmente en la primera hora donde se tarda una eternidad en establecer el conflicto central.
La dirección corrió por cuenta de Kenji Kamiyama un emblema del animé, quien brindó en el pasado títulos tremendos como Blood: The Last Vampire, Patlabor y Ghost in the Shell: Stand Alone Complex.
Propuestas que tuvieron heroínas carismáticas que despertaban empatía en el público.
Kamiyana dirigió esta película por telepatía desde la pileta de su casa y cuesta encontrar algún pasaje donde se pueda percibir su voz de autor.
El film no tiene ninguna identidad artística definida y se limita a ofrecer un animé genérico alineado a las políticas de Hollywood.
La animación es correcta y no ofrece nada especial que no se pueda encontrar en cualquier serie clase B de Netflix.
Inclusive las secuencias de acción son mundanas y tampoco sobresalen desde los aspectos visuales.
De hecho, este año pudimos ver en este campo un trabajo muy superior en la película de Spy x Family.
Los elementos de fantasía son minimalistas y con un cameo de Saruman los realizadores entendieron que tenían una película de El Señor de los Anillos.
Me parece que no alcanza y hay que poner un poquito más de esfuerzo.
Lo mejor de esta producción lo encontramos en la banda sonora de Stephen Gallaher, quien fue el único artista que emprendió su labor con dedicación.
En resumen, un fan fiction de Wattpad sin sexo destinado a ser olvidado antes que termine el año.
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