Madame Web

El estudio Sony, a modo de asistencia humanitaria, debería recompensar a cada espectador que desperdicie su dinero en una entrada de Madame Web con un ticket que le permita ver gratis el próximo estreno de la compañía.

El tráiler había sido profético y los antecedentes de Morbius y Venom anticipaban otra producción fallida dentro de este micro universo de películas malas relacionadas con la franquicia de Spider-Man.

Motivo por el cual el ensañamiento exagerado hacia este film por parte de la decadente comunidad geek es desopilante ya que tampoco es la peor producción en la historia del género como la intentan vender.

Quiero recordar que muchos de los que hoy se desgarran las vestiduras con Madame Web son los mismos que el año pasado defendieron la aberración de Flash y participaron como cadetes de marketing de la campaña vende humo.

 Si nos ponemos a hilar fino en la comparación el producto de Warner sigue siendo peor.

Tenían un personaje mucho más popular y atractivo que Madame Web, un presupuesto superior y el regreso de Michael Keaton como Batman y pese a todo el proyecto resultó un desastre.

Por el contrario, de la propuesta de Sony ya de entrada no se esperaba nada bueno, motivo por el cual la mediocridad de su contenido se vio atenuada por la anticipación del desastre.

Nos encontramos ante un personaje marginal de Marvel que no le importa a nadie y que  llega a pantalla grande de la mano de una directora ignota (S.J.Clarkson) y los guionistas de Morbius, Dracula Untold y Dioses de Egipto.

¿Realmente te va a sorprender que el espectáculo no sea decente?

Mi mayor frustración con Madame Web es que me hubiera gustado recomendarla como placer culposo o exponente cutre de las películas malas que divierten y no puedo hacerlo porque es terriblemente aburrida.

La historia es un obsceno tráiler de una producción que nunca llega a despegar y se dedica durante casi dos horas a vender futuras secuelas que jamás se concretarán.

El comienzo no es malo y lo único rescatable son los primeros 17 minutos (le tomé el tiempo) donde se introduce el personaje de la pobre Dakota Johnson, quien termina completamente desperdiciada por los realizadores.

El rol de Cassandra Webb cuenta con algunos elementos interesantes que en manos de un equipo de producción competente hubiera podido brindar un film más atractivo.

Tras su presentación la película entra en el festival de escenas de exposición y enseguida se transforma en un tedio insufrible.

La protagonista hace lo que puede hasta que tira la toalla y se rinde al desastre inevitable.

Una situación que se aplica al resto del elenco donde todos los artistas parecen aburridos y expresan los diálogos en piloto automático.

Sydney Sweeney que viene de destacarse en la comedia romántica Con todos menos contigo acá parece anestesiada con barbitúricos.

La trama se desarrolla en el 2003 y desde los aspectos técnicos ofrece un film para televisión que podría haber surgido en ese período. 

Todo el contenido construye un eslabón perdido del tipo de cine de superhéroes que primó antes del estreno de la primera Iron Man.

La fotografía es horrenda y los efectos especiales chapuceros zafan por la simple razón que Madame Web tiene muy pocas escenas de acción.

Por consiguiente tampoco se expone tanto en ese campo. 

Ahora las pocas secuencias que brinda son un piquete a los ojos.

Lo más gracioso de este film es el caso Pepsi donde probablemente rueden cabezas en el departamento de marketing.

Este año la compañía de gaseosas decidió no formar parte de los comerciales del Super Bowl que tuvo índices magníficos de audiencia.

En su lugar pusieron plata en Madame Web para imponer el producto con una agresividad burda que resulta vergonzosa.

Ni siquiera las viejas películas argentinas de Gerardo Sofovich cayeron tan bajo a la hora de incluir los chivos dentro de un relato.

Toda la “gran secuencia” de acción del clímax tiene lugar bajo un cartel de Pepsi donde la realizadora parece más interesada en mostrar el logo de la compañía que la batalla de los personajes donde no se entiende nada.

Reitero, no hay ninguna sorpresa en la mediocridad de Madame Web que expande la colección de películas malas de Sony relacionadas con el mundo de Spider-Man.

Pese a todo prefiero soportar más producciones fallidas con Dakota Johnson que otra tortura con Ezra Miller. 

En un par de meses le toca el turno a Kraven que tendrá que esmerarse notablemente para ofrecer una producción inferior.

Lamentablemente ya se ha convertido en materia común para los fans y/o adeptos del cine de superhéroes que la regla sea baja calidad y la excepción una buena película.

Madame Web no tiene razón de ser alguna. Ni siquiera para expandir el Universo Cinematográfico de Spider-man de Sony.

Podría enumerar y explayarme en esa cuestión, pero sería spoilear.

Algo parecido sucedió con Morbius (2022) y aquella -pésima- película queda bien parada comparada con este estreno.

El personaje Cassandra Webb es muy rico en los comics, lo mismo que el de Julia Carpenter. Y aquí se los desaprovecha y se los bastardea.

Dakota Johnson, una muy buena actriz, tiene clarísimas ganas de no estar ahí y se nota. Sydney Sweeney le pone un poco más de onda.

Todo en esta película es malo: la puesta, la edición, el ritmo, la banda sonora, las actuaciones, etc.

No fue la decisión más acertada el contratar una directora cuyo largo CV sea únicamente de televisión, pero sin ninguna autoría.

Tal vez lo único que zafa es el soundtrack de los 2000s que te puede arrancar una pequeña sonrisa.

Pero definitivamente lo peor es el villano: el actor francés Tahar Rahim (como Ezekiel Sims) se eleva como el máximo exponente de -peor- antagonista, compartiendo podio con Sharon Stone en ese insulto llamado Catwoman (2004).

No mucho más que agregar, solamente pena por la mancha que esto significa a las dos grandes actrices principales. Pero tampoco las afectará en laburos venideros.