La sustancia

Coralie Fargeat es una realizadora francesa que debutó en el 2017 con el subestimado thriller de acción Revenge, una remake clandestina del clásico del cine de explotación de los años ´70,  I Spit in Your Grave.

Pese a que la artista aseguró que jamás vio ese film la trama era la misma.

Curiosamente, porque todo se relaciona con todo, hace un tiempo Demi Moore reveló en su autobiografía que ella es la actriz que aparece en el póster de aquella controversial película de 1978.

Por esos designios del destino el mundo del cine las juntó en una excéntrica producción que este año desconcertó a la prensa conservadora del Festival de Cannes 

La sustancia es una película inclasificable que combina el subgénero del Body Horror y la comedia cutre del cine ochentoso de la productora Troma (El vengador anónimo) para elaborar una propuesta especial que difícilmente quedará en el olvido.

Todo lo que tenés que saber de la trama para no arruinar la experiencia es que Demi Moore encarna a una actriz que decide utilizar una droga especial con el fin de rejuvenecer su apariencia física.

Un concepto al que el público le tiene que poner un poco de onda ya que la artista se ve espectacular a sus 62 años y no necesita ninguna asistencia química.

El punto es que el experimento no sale bien y deriva en una pesadilla espantosa para el personaje principal.

A partir de esa premisa la directora elabora una especie de meditación sobre las presiones que sufren las mujeres en la industria del espectáculo a partir de los 40 para satisfacer la demanda de determinados prototipos de belleza.

Un tema donde entra en juego el sexismo machista de quienes toman decisiones en los grandes estudios y los canales de televisión.

Si bien el argumento aborda cuestiones de género La sustancia no es una propuesta para buscar en el cine un ensayo sociocultural que examine con profundidad estos temas.

En parte porque al contenido dramático se lo lleva puesto el humor negro y macabro que le imprime Fargeat a su obra.

Un material que en manos de Darren Aronofsky o Alejandro González Iñárritu hubiera terminado en un soporífero ejercicio de miseria porno la realizadora lo convierte en un relato absurdo y desquiciado que le rinde homenaje a las primeras películas de Peter Jackson y muy especialmente al cine de Brian Yuzna.

Quienes recuerden el clásico de culto Society (1989) tendrán una idea clara por donde viene la mano.

Me quedó la impresión que a este film en la prensa le dejaron pasar un montón de cosas por el simple hecho que fue realizado por una mujer.

El mismo contenido, sin alterar una escena, en manos de un director hubiera sido masacrado.

Más allá de sus excentricidades la película cuenta con algunas virtudes notables.

Dentro del reparto ofrece muy buenas interpretaciones de Moore, Margareth Qualey (la hija de Andie MacDowell) y Dennis Quaid a quien Fargeat rescata del cine familiar clase B con un personaje nefasto y desagradable que le permite explotar su histrionismo.

En materia de gore y situaciones de Body Horror el film se luce con los extraordinarios efectos prácticos que traen al recuerdo la época de gloria que tuvo el género en los ´80.

En la última media hora final la directora no tira la pelota fuera de la cancha sino que directamente la saca del estadio con una orgía desenfrenada de escenas vomitivas, no apta para estómagos débiles, que podría despertar cierta incomodidad en el público menos aficionado a esta clase de películas.

La sustancia no está exenta de algunas debilidades que le impiden ser una producción superior.

A diferencia de Revenge que fue un film redondito con un excelente ritmo narrativo en esta labor la cineasta se excede con una duración indulgente que no necesitaba alcanzar los 140 minutos.

El relato, que podría haber sido un capítulo de Tales from the Crypt, se ve debilitado al caer en numerosas situaciones redundantes que alargan el espectáculo sin necesidad.

Por otra parte, Fargeat se excede también con las referencias y homenajes a sus ídolos cinematográficos con un reparto de flores que incluye a Stanley Kubrick, David Cronenberg, John Carpenter, David Lynch, Brian De Palma, Terry Gilliam y Stuart Gordon entre otros.

En su ópera prima donde expresó su cariño por el cine de explotación australiano fue mucho más sutil y por consiguiente la película contaba con una identidad artística más destacada.

 Más allá de estos detalles La sustancia creo que puede resultar una opción atractiva para los amantes del gore y el morbo que no saldrán del cine decepcionados.