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En el subgénero del terror natural (también denominado ecoterror) los tiburones
cuentan con una extensa filmografía y todos los años se estrenan nuevas películas
dentro del cine clase B.
Por alguna razón la gente no se cansa de ver estas producciones que tienen su público y
cuando están bien realizadas en ocasiones ofrecen un buen pasatiempo.
Carnada es por lejos una de las peores propuestas de este tipo que vi en el último tiempo
y aunque te saca un par de carcajadas por su contenido chapucero no merece el gasto de
una entrada de cine.
La ópera prima de la directora Hayley Easton Street es un desastre donde no es sencillo
encontrar una mínima virtud artística.
La realizadora pretende construir un thriller con personajes estúpidos que emprenden
acciones ridículas y hacen todo lo posible para terminar devoradas por el tibu.
Si al menos el film hubiera sido pensado como una sátira podría haber sido más efectivo
pero la historia se presenta en serio e incluye un comentario al cambio climático que
queda completamente descolgado.
Easton Steet presenta una incompetencia notable a la hora de elaborar situaciones de
suspenso y los momentos que pretenden ser dramáticos generan risas por las
interpretaciones exageradas del reparto.
Tampoco ayuda demasiado las intervenciones de un tiburón trucho generado por CGI
que no resulta convincente.
Hasta la productora Asylum presentó criaturas más creíbles con sus efectos especiales
baratos y eso retrata a la perfección el tipo de cine que ofrece Carnada.
No pierdan el tiempo con esto.