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Éramos pocos y apareció el viejo de la bolsa.
Si tenés más de 30 años seguramente reconocerás a este ícono de las leyendas urbanas
por algún recuerdo de la infancia.
En algún momento tuviste que haber escuchado alguna frase del estilo “si no comés la
comida lo llamo al viejo de la bolsa”.
Este personaje que tiene algunas similitudes con el Cuco tuvo su origen en la región de
Europa del Este y su popularidad explotó en España en 1910 a raíz de famoso crimen de
Gador, en Almería, donde un psicópata asesinó a un chico de siete años para beber su
sangre.
Por entonces existía la creencia que la sangre de los niños podría curar la tuberculosis y
eso repercutió en algunos episodios desafortunados.
El criminal secuestró a su víctima con una bolsa y a partir de ese hecho se propagó la
leyenda que luego incorporaría elementos sobrenaturales en otros países.
El viejo de la bolsa llegó a Latinoamérica con los primeros inmigrantes del siglo 20 y
siempre tuvo una enorme popularidad en Chile y Argentina.
Por eso es raro que esta película que lo tiene como protagonista provenga de los Estados
Unidos donde el público lo desconoce por completo.
El film del director Colm McCarthy es horrendo y lamentablemente no consigue hacer
nada interesante con la mitología de este personaje.
Los 93 minutos de duración se sienten como si fueran tres horas producto de una
narración monótona incapaz de ejecutar una mínima situación decente de suspenso.
No ayuda tampoco el contenido tedioso y redundante de exposición y las continuas
estupideces que hacen los protagonistas para exponerse al viejo de la bolsa que en este
caso luce de un modo similar al Crooked Man de El conjuro.
Inclusive para los espectadores más chicos que recién empiezan a incursionar en el
género la película se siente una pérdida de tiempo ya que los momentos de horror
brillan por su ausencia.
En ese caso la recomendación es darle una oportunidad a Sting, la película de la araña
estrenada hace unas semanas, que al menos es más entretenida y expresa un cariño
genuino por el cine clase B.
Lo único destacable de Bagman es el diseño de póster que es atractivo y llama la
atención.
Lamentablemente el resto del contenido es mediocre y no merece el costo de una
entrada de cine.