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Parece una típica buddy movie, donde un agente entrado en años tendrá que lidiar y entrenar a otro más joven y atolondrado. Es más, viendo que el agente joven lo interpreta Topher Grace, uno espera que la cinta tenga humor. Y no, no es así. Topher se corre de sus papeles acostumbrados y hace un personaje más arriesgado y ambigüo. La trama tiene dos giros que por inesperados hacen valorable esta cinta.

Aunque me esperaba un final menos evidente, me gustó mucho la historia, sobre todos las actuaciones del elenco. Se logró una buena química entre las actrices españoles y el actor francés, tanta que una pensaba que la complicidad entre ellos era real. Es una bonita historia sobre enfrentar la vida con alegría.

Me parece la película más sólida técnicamente de Trapero. Sus planos secuencia en un espacio tan complicado como son las calles laberínticas de una villa son magistrales. También es la más arriesgada ideológicamente de Trapero. Acá presenta una posición política clara sobre la pobreza. Darín y el resto de los actores logran componer sus personajes de manera muy natural. No hay excesos ni sobreactuaciones. Sin embargo, la gran protagonista de esta historia es la vida en la villa y eso termina por devorar las historias de los personajes principales.

Lo mejor de la película es la actuación de Mark Strong, que le imprime mucha dignidad a su sultán Amar. Es el personaje más coherente de la historia. El resto del elenco, exceptuando a Antonio Banderas, parece actuar sin ganas. No son muy creíbles, en especial la pareja protagónica: Freida Pinto y Tahar Rahim. El protagonista nunca logra ese carisma que los personajes ven en él. No es un líder seductor, como el que interpreta Mark Strong, y allí es cuando la trama hace aguas. La trama es interesante y novedosa, pero la resolución es pobre. Algunas escenas son bastantes predecibles, siguen los lugares comunes del género épico.

Es una historia muy simple: un cincuentón recién jubilado se siente aburrido con la vida que lleva y quiere darle algo de emoción a través de un romance furtivo. Es una típica comedia italiana llena de familias disfuncionales, mujeres voluptuosas y cocinas atiborradas de comida. Divierte, pero es olvidable, porque describe pero no profundiza en los conflictos de los personajes.

No esperaba mucho y salí bastante impresionada. Para ser parte de una trilogía, es una historia bastante redonda. Está muy bien actuada y es bastante entretenida, pues siempre están sucediendo cosas. Es una historia que funciona con el público adolescente, dada la juventud del elenco, pero también con el público adulto, pues los conflictos entre los personajes y la interacción con el mundo que los rodea son bastantes complejos. El futuro apocalíptico en el que se desarrollaba la trama es interesante y está construido de una forma bastante creíble. Además siempre será un placer ver a Jennifer Lawrence en escena.

Se me hizo predecible y los personajes poco desarrollados. Tampoco me pareció visualmente innovadora o deslumbrante. El héroe no genera simpatía. Lo peor: los personajes de Liam Nesson y Ralph Fiennes. Si los dioses del Olimpo de Inmortales son metrosexuales de gimnasio, los de Furia de Titanes II se la pasan lamentándose.

Sinceramente, esperaba más. La historia se me hizo confusa, larga y predecible. A pesar de su duración extensa, hay muchos cabos sueltos, detalles que se podrían explicar mejor, como las motivaciones de los Therns, la raza superior. La trama se me hizo muy original para haber sido escrita en 1911 y el final es interesante. A los protagonistas no los veo tan eficientes cuando les toca recitar sus líneas y es un desperdicio lo que hacen con tantos grandes actores de la televisión (los protagonistas de Roma, Breaking Bad) que solo aparecen un par de segundos y en escenas deslucidas. Visualmente se salva, pero hay escenas que recuerdan a películas similares.

Es una historia sencilla sobre el desencanto de un hombre occidental ante la labor humanitaria que viene desarrollando en un apartado lugar del mundo. Es también una historia sobre la universalidad de los prejuicios y la poca utilidad de los proyectos de cooperación internacional en África. El personaje principal sufre una transformación que da cuenta de que la naturaleza salvaje de aquello que lo rodea se lo está devorando.

La vi con el director al lado y ni él supo explicarla. Es grotesca, chocante, escatológica, bizarra, y sin embargo es una bonita historia sobre la falta de amor sincero. Noé es el tipo de director que se ama o se odia. Con él no hay términos medios. Pero es arriesgado y es sincero sobre los temas que le interesan. Cuando uno lo escucha hablar, se da cuenta que no busca la aprobación de la gente, solo pone en imágenes lo que le sale de adentro. Eso que le sale siempre pertenece a los submundos, a aquellos lugares donde la gente normal no quiere estar, pero que develan las miserias del mundo.