Siguiendo la creación del Imperio galáctico, un grupo de rebeldes se unen para llevar acabo una misión desesperada: robar los planos de la Estrella de la Muerte antes de que pueda ser utilizada para darle poder al Emperador.
Una genialidad de Edwards que me sorprendió, a pesar de no ser un versado en cine y con un extenso currículum en largometrajes. Supo cautivar al fan de Star Wars con esas sutilezas y guiños que sólo el fanático de SW entenderá. Rogue One no busca competir con los Skywalker y logra un engranaje perfecto entre el ep. III y IV. En cuanto a la música, Giachino tenía en sus espaldas la presión del coloso de Williams, pero su trayectoria avala cada compás en esta peli. Rogue One tiene muy pocas deficiencias que no son suficientes para quitarle el mérito. Larga vida a Rogue One y los spin-off que están por venir.