Durante muchos años hubo en Pompeya un bar muy especial llamado “El Bar El Chino”. El bar llevaba el nombre de su dueño quién en realidad de chino no tenía nada. Se llamaba Jorge García y era hijo de españoles que habían inmigrado a la Argentina. El Chino era un hombre muy especial, [...]
La película nos cuenta de un templo, el Bar El Chino, y digo templo sin temor a cometer herejía ya que un lugar donde se cuecen las profundidades del espíritu y lo mejor de la vida como es el amor, la solidaridad, la fidelidad, la alegría, no tiene mejor palabra para definirlo aunque cierta limitadora ortodoxia lo pueda tildar de pagano. Y nos habla de sus encantadores y apasionados y apasionantes fantasmas y de las historias de vida de un puñado de seres entrañables. Y todo está tejido por Kral de una manera magistral, convirtiendo al film en un ejemplar modelo de cine documental, donde los detalles, en apariencia nimios como comprar flores, pasear al perro, visitar el cementerio, hacernos