Lo que parecía lo peor, se convirtió en un paso gigante para este espacio clásico del cine arte en Buenos Aires: se digitalizó.
El cine tiene dos salas, la de abajo ahora con 340 butacas y la de arriba con 140.
Ambas tuvieron reformas varias, entre ellas las butacas, pantalla, alfombras y sonido, pero en la de abajo le sacaron varias filas de asientos y acercaron la pantalla.
Ahora tienen dos proyectores Barco funcionando, aunque en ambas salas han dejado los 35mm "por las dudas".
Es notable como ha cambiado la imagen, fundamentalmente en la de abajo donde la distancia entre la cabina de proyección y la pantalla sigue siendo bastante larga. Pero con el digital la proyección tiene el brillo justo.
El cine estuvo cerrado un mes entero y ya está funcionando con normalidad.
