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En el cuento El traje nuevo del Emperador, el escritor Hans Christian Andersen narró la historia de unos sátrapas que afirmaban tejer los más maravillosos trajes que existían en el mundo, que además contaban con la particularidad de ser invisibles para la gente estúpida.
Entonces el Emperador de una ciudad les manda a confeccionar un vestido, así de esa manera podía evaluar cuáles de sus funcionarios era realmente apto para su trabajo.
Las maravillosas telas que vendían los estafadores no existían pero todo el mundo las elogiaba para no quedar como tonto y así conservaban su trabajo, aunque el Emperador se paseara desnudo por las calles.
La repercusión de Petróleo Sangriento en los medios de comunicación norteamericanos representa a la perfección el cuento de Andersen. Desde hace meses que se vende este film como una obra maestra, una joya cinematográfica inigualable y la verdad que está muy lejos de serlo. Este es el típico caso donde unos diarios tildan de obra maestra a un film y el resto de los medios se encolumnan detrás de esas publicaciones como un burro que sigue una zanahoria repitiendo como loritos los mismo elogios. La Academia de Hollywood es inimputable a esta altura y con las barrabasadas que hicieron últimamente no sorprende que hayan nominado a este film en la categoría de mejor película del año.
El director Paul Thomas Anderson hizo en el pasado filmes maravillosos como Boggie Nights y Magnolia, pero su último trabajo no está al nivel de esos proyectos. Como realizador vuelve a demostrar que es uno de los mejores artistas que tiene los Estados Unidos. Eso no lo pongo en duda. En este trabajo hay tomas impresionantes de varios paisajes naturales cuyas imágenes remiten a las viejas películas épicas de Hollywood y el realizador retrata con muchísimos detalles la industria del petróleo a comienzos del siglo 20. Sin duda contó con una muy buena producción a la hora de recrear esa época y le sacó el jugo a los recursos que tenía. Hasta ahí vamos bien.
Daniel Day Lewis vuelve a sorprender con una poderosa interpretación como un desquiciado empresario, que es uno de los más pintorescos personajes de su filmografía. Gracias a él no me quedé dormido con esta historia y agradezco que haya aparecido en el 90 por ciento de las escenas. El joven Paul Duno (Pequeña Miss Sunshine) también está muy bien y tiene escenas fabulosas junto al protagonista.
El gran problema de esta película es el guión. Petróleo Sangriento es un film que parece construido a partir de un boceto (un bastardo ambicioso en la industria del petróleo del siglo 20) más que un guión cinematográfico. Todo ese desarrollo que tenían los personajes de Anderson en sus trabajos previos acá brilla por su ausencia. Es una película que no va a ninguna parte y que le sobran fácil 40 minutos de duración.
En un momento creí que la historia se iba a poner interesante cuando se presenta bastante tensión entre los personajes de Lewis y Duno, pero ese conflicto no llega a ningún lado y la resolución no convence demasiado.
Los que quieran ver esta película como un gran retrato del carácter humano, allá ellos. En mi experiencia resultó un film largo y tedioso donde su director no tiene mucho para decir.
Desde la producción y el laburo de los actores el trabajo de Anderson esta bárbaro, pero la historia que cuenta no tiene emoción es aburrida y ni a palos se acerca a la obra maestra que intentan vender otros medios. Una decepción.