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Spirit es sencillamente uno de los cómics más
importantes que existen dentro de este arte.
En la década del ´40, el policía enmascarado
hizo su debut en los diarios norteamericanos y desde su primera
aparición revolucionó el género de la
historieta.
Will Eisner, su autor, creó un cómic que en
su momento estaba veinte años adelantado frente a la
competencia y las cosas que se leían por entonces.
Muy inspirado por el cine noir hollywoodenese, Spirit brindaba
historias (que muchas veces no superaban las siete páginas)
y sorprendían al lector por el humor negro que contenía,
además de un final sorpresivo.
Para hacerla corta, con Spirit nunca sabías con que
te podías encontrar. Inclusive el protagonista muchas
veces tenían un rol secundario en las distintas tramas
de misterio.
Lo cierto es que este trabajo de Eisner resultó una
tremenda influencia para varias generaciones de artistas que
vinieron después.
Uno de ellos fue Frank Miller, quien adoptó a Will
como su mentor.
Sand Saref, uno de los grandes amores del Spirit, fue la principal
influencia de Electra, la famosa asesina que revolucionó
la historeta de Daredevil en los años ´80.
En una escena de este estreno hay una referencia a este tema.
Ya lo comenté en mi blog. Hace 15 años que leo
Spirit y colecciono las cosas que se hacen con este personaje.
Si había alguien a quien le tenía fe para adaptar
al enmascarado de Central City en la pantalla grande era Frank
Miller, ya que daba por sentado que no iba a arruinar la obra
de su mentor.
Me viene en este momento a la cabeza la frase que dijo el
otro día el presidente ruso Vladimir Putin en referencia
al flamante mandatario norteamericano Barak Obama: “Las
mayores decepciones nacen de grandes esperanzas”.
Una síntesis con la que puedo resumir mi opinión
sobre esta película.
DECEPCIÓN.
Fui al cine a ver ese personaje que tanto me gusta, pero me
encontré con un desquicio dirigido por alguien que
no sería extraño que tuviera problemas con el
L.S.D.
El film sencillamente no tiene absolutamente nada que ver
con la obra de Will Eisner.
Frank Miller evitó adaptar la máxima creación
de su maestro para desarrollar una sátira de las películas
basadas en comícs, que tiene más relación
con la serie de Batman de los años ´60, que con
la historieta de Spirit.
Hay una escena que narra la relación de Denny Colt
con Sand Saref, cuando eran chicos que es el único
elemento que Miller tomó del cómic de Eisner,
el resto del film funciona como una parodia de Sin City.
Si exagerar esta película es una de las propuestas
más bizarras que llegaron al cine el último
tiempo y a la larga como todo trabajo de Miller, no existen
los términos medios.
Lo tomás o lo dejás.
A los 15 minutos del film me di cuenta que tenía dos
opciones: Levantarme de la sala y unirme a los numerosos detractores
de Miller que abundan por estos días o relajarme en
la butaca y dejarme llevar por el desquicio que se desarrollaba
frente a la pantalla.
Opté por la segunda variante y les mentiría
si les digo que la pasé mal.
Miller desarrolló su ópera prima (quedó
clarísimo después de esto quién dirigió
realmente Sin City) con el mismo estilo visual implementado
en la querida Capitán Sky y el Mundo del Mañana
(Una de mi grandes favorita de los últimos años)
que fue la producción pionera en ser íntegramente
filmada en blue screen, donde luego se agregaron los escenarios
con efectos digitales.
Sin City también tomó ese estilo y Frank lo
adoptó para el Spirit que visualmente terminó
siendo demasiado parecido a esa producción de Robert
Rodríguez.
Desde lo visual la película está muy buena y
el universo alternativo que creo Miller, donde se combina
la década del ´40 con la actualidad es fabuloso.
Inclusive las secuencias de acción estuvieron muy bien
logradas, donde se deja en claro que los personajes surgieron
de un cómic.
Hay una escena donde se ve una pelea del Spirit a través
de sombras que es fantástica.
El problema es el guión!!
La trama, además de carecer por completo de sentido,
tampoco deja lugar para el desarrollo de los personajes.
La verdad que no tengo idea que fumó Miller cuando
escribió este guión pero se fue demasiado de
mambo.
Samuel Jackson, quien reconozco me hizo reír bastante,
interpreta a un clásico villano de la serie de Batman
con Adam West, que inclusive tiene secuaces como los que solían
aparecer en ese nefasto programa de televisión.
En general todos los personajes fueron encarados por ese camino
y no tiene nada que ver con la fuente orginal.
Gabriel Match está muy bien como el Spirit y hubiera
sido interesante verlo en un film que adaptara realmente el
cómic de Eisner.
De alguna manera se podría decir que este proyecto
de Miller es a las películas basadas en cómic
lo que Kill Bill, volumen 1 fue a las de samuráis.
Es decir, el film no se toma en serio a sí mismo y
todo las actuaciones y secuencias de acción y actuaciones
exageradas estuvieron hechas al propósito de esa manera.
La diferencia es que a Quentin Tarantino le salió mejor
porque tenía claro en su mente el cuento que quería
narrar.
En el caso de Miller sólo él sabe que es lo
que quiso hacer.
En fin, yo hubiera preferido ver una gran adaptación
del cómic de Eisner, como la que Warren Beaty hizo
con Dick Tracy (por citar otro clásico de la historieta),
pero el ego del director fue el que predominó en esta
decisión y el lugar de homenajear a su maestro optó
por experimentar con otra visión que este caso no llegó
a buen puerto.