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Después de Planet Terror , el proyecto Grindhouse
de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino continuó
con A prueba de muerte, un film que homenajea a los viejos
filmes clase B de la década del ´60 y ´70.
Así como Rodríguez se encargó de rememorar
películas de terror clásicas de este estilo,
Tarantino lo hizo con memorables filmes de acción y
road movies como Vanishing Point (Richard Sarafian), Satan´s
Sadist (Al Adamson) y Faster Pusycat Kill! Kill! (Russ Meyer)
entre tantas otras.
La particularidad de este estreno es que se recrea este tipo
de propuestas con el estilo personal que tiene Tarantino de
trabajar el cine.
Es decir, no se trata de un simple refrito de filmes clásicos,
sino que estamos frente una interesante thriller del director,
que retrata con mucho humor y de manera grotesca el mundo
de los dobles de riesgo.
No creo que esta sea la gran película de Tarantino,
sin embargo, así no brinde lo mejor de él, A
prueba de muerte es una experiencia totalmente gratificante,
donde la pasás genial si sos amigo del cine Grindhouse.
Ya la sola idea de sentarse en una butaca para ver una historia
musicalizada con temas de Joe Tex, The Coasters (el baile
de Vanesa Ferlito con “Down To México”
es por lejos la mejor escena del film) y Smith es un alivio
frente a las porquerías que suelen sonar en el cine
habitualmente.
Kurt Russell se destaca como villano, un rol que no abunda
en su filmografía, junto con Zoe Bell, la doble de
Uma Thurman en Kill Bill, que se interpreta a sí misma
y sobresale en una fabulosa secuencia de acción.
Las persecuciones automovilísticas son espectaculares
y afortunadamente Tarantino las dirigió como solían
trabajar los grandes cineastas en el pasado, sin la necesidad
de acudir a la animación computada.
Después del mamarracho que se vio el año pasado
en Wanted, casi lloro cuando vi lo que hizo este tipo con
las secuencias de acción.
Un inconveniente que tiene este film me parece es el guión.
En la segunda mitad de la película, Quentin se va de
mambo con las conversaciones entre los personajes, (su tributo
constante a las novelas de Elmore Leonard) y el suspenso que
construyó en la primera parte del film es como que
se va por la borda.
El personaje de Kurt Russell es quien más se vio afectado
por esto y en pocos minutos pasa de ser un asesino implacable
a un completo idiota, algo que no termina de cerrar demasiado
en la trama.
Es una pena que hayamos podido ver Grindhouse con los dos
filmes integrados, pero peor es que no pasara por la pantalla
grande.
Los que no sean seguidores de Tarantino tal vez no se enganchen
tanto con A pueba de muerte, pero para los seguidores del
director este estreno es una cita obligada en el cine.
DATO LOCO DE HUGO ZAPATA
La rockola que se ve en la película es propiedad
de Tarantino que fue trasladada de su casa al set del film.
Contiene 50 discos clásicos de rock, soul y bandas
de sonidos de distintas películas y series de televisión.